
¿Te imaginas que te enterases que tu marido o esposa es un espía del gobierno y te vigila? ¿O tu hermano o hermana? ¿O tu mejor amigo? O que no lo supieses, pero tuvieses grandes sospechas. Te haría comportarte de una forma un poco distante, ¿no?
Berlín es una ciudad con mucha cultura, con mucha historia, con bastante libertad y con una mente bastante abierta. Pero Berlín lo que no es, es la ciudad más acogedora. No lo digo yo, que vengo de una cultura del sur de Europa. Es una conversación que he tenido múltiples veces con compañeros alemanes de otra parte del país y, también, con compañeros de otros países. Incluso, algunos de ellos, han ido más allá indicando que es algo de la Alemania del Este.
Una vez hablando con unos amigos sobre Praga, hablábamos de lo seria y estúpida que podía ser la gente de dicha ciudad. Incluso más que en Berlín! Decía yo.
«Cuando fuimos nosotros, hicimos un tour y nos explicó el guía que se debía a lo mal que lo habían pasado como pueblo. Han sufrido tanto en su historia que les ha marcado el carácter». Nos comentaron.
Y eso me hizo pensar. Lo que me llevó a buscar información y tener diversas conversaciones con algunos alemanes.
Durante muchos años el norte de Alemania formaba parte de Prusia. Un estado principalmente militar y con una mentalidad bastante estricta. Aún a día de hoy, se puede ver la diferencia entre los alemanes del norte del país y los del sur (principalmente Bayern y Baden-Wurttemberg).
Después vinieron los diferentes intentos de unificar los diferentes reinos alemanes, la primera guerra mundial, la República de Weimar, el Imperio Nazi, la segunda guerra mundial y las dos Alemanias: RDA y RFA. Haciendo pasar a la población por demasiados cambios y varios momentos traumáticos.
Probablemente, uno de los últimos traumas fue durante la DDR. Entre los muchos problemas que tuvieron y que todos conocemos, el más silencioso de todos tenía un nombre: Stasi. Oficialmente conocida como la Staatssicherheitsdienst (Servicio de Seguridad del Estado), aunque se conocía comúnmente como stasi.
Era el servicio de inteligencia y seguridad del estado comunista de la DDR y su principal objetivo era el de mantener la seguridad del gobierno, siendo la del espionaje de la población uno de sus principales objetivos. De entre todos los dispositivos de espionaje que pudiesen usar el más extendido era el de la propia población. Ya fuese a sueldo, mediante extorsión o amenazas tenían a la propia población espiando el resto de los habitantes. Y qué mejor espía que la persona que más cerca tienes.
Resultado, maridos espiando a esposas, esposas a maridos, hijos a padres, vecinos, … Vaya, ¡una orgía de espionaje! ¿Te fiarías de cualquiera o mantendrías cierta distancia con todos?
Con el tiempo y con el fin de las dos Alemanias, el gobierno abrió los archivos de la Stasi para todo aquel que quisiese saber si había sido espiado en algún momento. Un porcentaje elevadísimo de la población decidió no ir. Preferían seguir sus vidas sin conocer quién había estado espiándole durante todo ese tiempo.
Probablemente no sea la única razón, ya que el carácter de toda una población se forja a base de los años y la historia. Pero sí que probablemente explique porqué algunos alemanes son más serios y distantes que otros. O, como dicen muchos, porque los alemanes del oeste son más simpáticos y agradables que los del este. ¿No crees?
Antes de mudarme a Berlín un amigo me dijo «Se vive muy bien, aunque de vez en cuando te apetezca darle una colleja a alguno«. Me siguen apeteciendo dar alguna colleja de vez en cuando, o codazo, o empujón… Pero al menos ahora ya sé porqué quiero darla 🙂
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