Berlin calling

Zanvoort aan Zee

Cuando en otoño de 2019 estábamos preparando nuestra siguiente mudanza, lo estábamos haciendo con unas ideas claras:

  1. Nos estábamos despidiendo de Berlin.
  2. Volvíamos a estar cerca del mar.
  3. Estábamos locos.

Habían sido casi 3 años muy buenos viviendo en Berlín. Habíamos disfrutado mucho la ciudad, la habíamos descubierto, había sido una gran experiencia, habíamos conocido gente y hecho amigos y yo había cumplido uno de mis sueños. Pero marchábamos. ¿Volveríamos? Por supuesto que volveríamos! Pero de visita. Como habíamos hecho antes y como lo habíamos hecho muchas veces con Amsterdam y Haarlem.

Nos apetecía volver a Amsterdam y Haarlem. Lo hacíamos con planes de asentarnos allí, de hacerlo nuestro campamento base durante un período indefinido de tiempo, hasta que nos surjiese otra aventura o el cuerpo nos pidiese volver a Barcelona. Yo tenía una oferta para un nuevo trabajo que parecía interesante, conocíamos el país y la ciudad… Lo teníamos claro.

Lo que no contábamos en nuestros planes fue con una de las mayores enseñanzas que he adquirido durante los últimos años: que nada es permanente. Que tenemos que estar abiertos a nuevos cambios y no podemos apegarnos a nada, porque nada es permanente.

Por una serie de razones (que ya explicaré en otro post ya que si no este se haría muy largo) nos surjió la oportunidad de volver a Berlín. Berlín volvío a llamar a nuestra puerta. Y después de las correspondintes dudas, se la abrimos.

Todo fue muy rápido. Un día de finales de Noviembre estaba aceptando una oferta de trabajo y 4 semanas después nos montábamos en el coche para coger la carretera camino a Berlín. Otra vez.

En nuestra familia ya nos dan por un caso perdido. Creen que estamos locos, pero ya no se sorprenden.

Así que aquí estamos de nuevo, empezando una nueva vida y una nueva aventura. Después de nuestra sexta mudanza, nuestro nuevo reseteo de vida, después de volver locos a nuestros familiares y amigos de nuevo… Estamos de vuelta a Berlín.

Los últimos días, un vecino me preguntó: «¿Echaréis de menos Holanda?«

Sí, obviamente. Parte de nuestra vida y nuestros recuerdos se quedan allí. Es un lugar que nos gusta y al que siempre intentamos hacer una visita al año. Pero, sobre todo, echaremos estar cerca del mar. No es el Mediterráneo, pero es mar al fin y al cabo. El mar, siempre el mar.

BSO de Berlin Calling

Deja un comentario