¿Os sentís integrados?

Haarlem – Photo by peter_hessels on Foter.com

Al poco de llegar a Países Bajos por primera vez, en el 2011, alguien me dijo (pido mis disculpas a ese «alguien», pero no recuerdo quién fue):

«Aquí en Holanda no es fácil integrarse. Los holandeses son gente muy abierta y amable. Fácilmente te crearán conversación, se interesarán por tí, quién eres, de dónde eres, porqué estás aquí,… pero ya está. No pasarán de esta conversación superficial y de fachada. No profundizarán. Es difícil tener amigos holandeses y, por lo tanto, integrarse. Son muy reservados a salir de su ya existente círculo de amistades. Eso sí, si consigues hacer amistad con un/a holandés/a, tendrás amigo para toda la vida.«

Después de un año viviendo en Holanda no pude más que darle la razón.

Son gente muy amable, te hace la vida fácil como inmigrante, y a la mínima nos preguntaban de dónde éramos, cuánto tiempo llevábamos allí, porqué nos habíamos mudado, si nos gustaba,… Cuando decíamos que éramos de Barcelona, nos volvían a preguntar que qué hacíamos allí. No entendían que fuésemos a un país frío cuando ya teníamos sol y playa. Como si la vida fuese tan simple como para reducirla a sol y playa.

Sin embargo, durante ese año, nuestro círculo de amistad se componía principalmnte de españoles y solo hicimos amistad con dos holandeses:

  • Mi mujer con una chica holandesa que quería practicar su español que había aprendido después de vivir 4 años en Madrid. Hacían tandem hablando en inglés (el idioma que quería aprender mi mujer) y español (el que quería practicar su amiga)
  • La pareja de uno de los españoles que componían nuestro círculo de amistad.

Con el tiempo y ya cuando no vivíamos en Haarlem yo hice amistad con Jorg, al ser ambos aficionados del mismo equipo, el Real Club Deportivo Espanyol de Barcelona.

Los hechos daban la razón a ese «alguien». Primer contacto muy bien, pero después…. nada. Ni trabajo, ni academia de idiomas, ni vecinos,… Nada. Era gente cerrada con la que era difícil integrarse.

¿Cierto?

No tardaría mucho en cambiar de opinión.

Hace poco hablábamos con unos amigos que nos hicieron la pregunta: «¿Os sentís integrados en Alemania? Después de estos años viviendo allí, ¿creéis que estáis integrados? Tenéis amigos alemanes, tenéis relación con vuestros vecinos,…«.

Ellos también son inmigrantes y consideran que, después de cerca de 5 años viviendo en su país de acogida, no están aún integrados.

La turra que di como respuesta es lo que quería escribir en este post.

Playa de la Barceloneta - Barcelona
Playa de la Barceloneta – Barcelona

Después de esa experiencia en Países Bajos, hicimos una corta estancia de 6 meses en Londres antes de volver a Barcelona. Volvíamos a nuestro círculo íntimo. Nuestros amigos, nuestra familia, nuestros vecinos,… La vuelta no fue fácil (ya hablaré en otro post de esto), pero volvíamos a nuestro origen.

Una vez de vuelta empecé a trabajar en King, una empresa internacional. Allí tuve compañeros de múltiples nacionalidades: británicos, suecos, rumanos, alemanes, franceses, norteamericanos,… y obviamente españoles, algunos de otras partes de España.

¿Estaban integrados en Barcelona? Es decir, totalmente integrados. Nunca se lo pregunté, así que solo puedo hablar de lo que observé 🙂

Muchos, después de trabajar más de 4 años con ellos, no hablaban ni español ni catalán. Los suecos solían tener su círculo de amistad con los otros suecos. Los rumanos con los otros rumanos. Parecido con algunos de los británicos.

De entre todos ellos tenía, en particular, un compañero británico al cual consideraba amigo. Trabajábamos juntos y su mujer y la mía quedaban, al menos, una vez a la semana para tomar un café y charlar. De vez en cuando quedábamos para cenar juntos todos, tomar una copa, venían a casa o íbamos a la de ellos. Aún así, su círculo de amistad estaba formado por otros inmigrantes. Un grupo de inmigrantes que llevaban a los hijos a la misma escuela y habían hecho su propio círculo de amistad.

De nuevo la misma historia, un grupo de inmigrantes en Barcelona que se juntan para formar el círculo de amistad entre ellos.

Independientemente de la personalidad de los habitantes de un país. Independientemente si son tan abiertos como los holandeses, tan reservados como los alemanes, tan alegres como los andaluces, tan… tan… como los ingleses. Los locales, los «autóctonos» ya tenemos nuestros círculos íntimos. Tenemos nuestras familias, tenemos nuestros amigos de toda la vida. Ya tenemos nuestro propio círculo de amistad. Podremos a veces extenderlo con compañeros del trabajo, con compañeros del gimnasio o con los que sales a correr. Podrás construir círculos paralelos. Pero los que hemos nacido y crecido en un lugar, crecemos con nuestro propio círculo. Por eso, creo, que el de fuera tendrá más difícil llegar a ese punto de integración.

Independientemente de lo reservados que sean los holandeses, como me dijo aquel «alguien», cuando yo llego ellos ya están allí. Ellos ya tienen su círculo de amistad e influencia. Ellos no tienen la necesidad de hacer amistad. Yo soy el que llega nuevo, el que no conozco a nadie y no tengo amistades. Yo seré el que se encontrará con el esfuerzo de crear ese círculo en un lugar, donde todo el mundo, ya lo tiene montado.

Al final del día ellos se van a su casa a tener su vida. Y tú, tú intentarás montar tu círculo íntimo, muy probablemente, con otros inmigrantes que están como tú.

Y tú, ¿qué opinas? ¿te sientes integrado?

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