Había pasado multitud de veces por esa calle, pero nunca vi ese pequeño detalle. La calle no es muy transitada, pero está en el centro de mi ciudad natal, Rubí.
Rubí tampoco es una ciudad muy grande, así que es fácil pasar por cualquier calle que se encuentre en los alrededores del centro. Esta calle está en uno de los muchos caminos de casa de mis abuelos. Justo al lado de la principal calle de Rubí (la que conocemos como Calle Mayor, aunque no se llame así 🙂 ), no muy lejos del Mercado Municipal de Rubí, donde trabajaban mis padres.
No es la más transitada, pero pasaba por esa calle de vez en cuando. Principalmente cuando quería ir de un lugar a otro, sin pasar por el centro con toda la multitud, buscando un poco de tranquilidad.
Pero aquel día del año pasado fue diferente. Había bajado unos días de Berlín a Rubí para visitar a la familia. Ese día decidí pasarme por una tienda de manga que hay en el centro. En el camino de vuelta a casa, una vez más, decidí volver por esa calle, buscando la tranquilidad, evitando la multitud de la Calle Mayor (si me permitís usar la palabra multitud cuando hablo de Rubí, una ciudad dormitorio de 70 y pico mil habitantes)
Salí de la tienda, giré a la derecha, subí la calle hasta que alcancé la otra calle con la que cruza. Ese día, por razones que no puedo explicar, me dio por mirar al suelo. ¿Y esa plaquita dorada?
Me sorprendió ver en esa calle de Rubí una de esas plaquitas doradas que tantas y tantas veces veo por Berlín.
Los Stolperstein (el nombre correcto) son unas plaquitas que representan a una persona que fue deportada a un campo de concentración Nazi. Indican el nombre, fecha de deportación, lugar y fecha de liberación… si consiguió superarlo.
Cuando llegamos a Berlín y conocí su significado, los Stolperstein, fue una de las primeras cosas que me impresionó.
Cada uno de ellos es una persona.
Una persona deportada a un campo de concentración. Una persona a la que torturaron, sufrió y, probablemente, asesinaron.
Tengo la tonta manía de que cada vez que me cruzo con uno de ellos evito pisarlos. Por respecto a la persona que representa.
Por eso mi gran sorpresa cuando me encontré uno de ellos en mi ciudad natal, en Rubí.
Rubí es una pequeña ciudad de la provincia de Barcelona, a unos 30km de la capital, la ciudad de Barcelona. Una ciudad sin mucha historia, más allá de su crecimiento fomentado por el boom textil en Catalunya. Una ciudad dormitorio.
Una ciudad que, en la época del nazismo, sería muy pequeña y con muy pocos habitantes. Como decía, ahora unos 70 y pico mil, en los años 70 unos 20 y pico mil… En la época en la que deportaron a Antoni Pereña Salas, apenas 6000.
Tengo curiosidad por encontrarme más, por conocer qué otros Stolperstein hay por Rubí.
No escribiré la historia de los Stolperstein, de quién los creó, cuándo y qué orginó su creación. Porque Jorge Corrales ya lo explica en este hilo de Twitter mucho mejor de lo que yo podría explicarlo.
Os animo a que lo leais.