«Beyond the past and the present»

No nacía para modelo

¿Te imaginas comer un bocadillo al que le falte uno de los ingredientes principales? Por ejemplo, si yo me comiese uno de los famosos bocadillos de tortilla de mi abuela sin los pimientos fritos, me sentiría a medias, como que me falta algo para que el bocadillos sea completo.

Pues así es como nos quedamos el año pasado cuando llegó el invierno y no nos dio tiempo de visitar Cracovia. Después de un año visitando algunas de las ciudades importantes de Polonia, descubriendo así un país desconocido para nosotros, el invierno se nos echó encima sin tener la oportunidad de visitar la ciudad. Y cuando el invierno berlinés se te echa encima, se te quitan hasta las ganas de vivir, así que decidimos dejarlo para cuando el buen tiempo volviese.

Y eso hemos hecho.

Las expectativas estaban bastante altas, ya que la gente con la que hablaba me comentaba que era más bonita que Varsovia, ciudad con la que compite en importancia en el país (algo así como Barcelona y Madrid, imagino). Mi profesor de Alemán también me hizo una última recomendación: «¡Tenéis que salir de marcha en Cracovia! ¡Es una pasada la marcha allí!«. De marcha yo… ahora… a mi edad… que estoy ya más pasado que un aguacate después de dos minutos en casa…

Así es como nos presentamos en la ciudad, después de más de seis horas conduciendo, por alguna que otra carretera polaca que hace llorar hasta a Bruce Willis.

Nos hizo calor, mucho calor. Un calor que no nos esperábamos de Polonia, ya que no sé cuánta gente se puede esperar que hagan más de 30 grados allí. A pesar del calor, ahora soy yo quien os recomienda que vayáis a Cracovia.

Beyond the past and the present

Una de las cosas que más me llamó la atención es un conjunto de obras como la de la imagen de arriba. Una de las calles céntricas en el Stare Miasto tenía, en las paredes, muchos dibujos como éste. Siempre dos dibujos superpuestos, uno en azul y otro en rojo.

Buscando información encontré que es obra del artista polaco Bartolomeo Koczenasz, el conjunto de obras se llama Beyond the past and the present y siempre con dos figuras superpuestas. Una representando el pasado de la zona y la otra el presente.

Por los dibujos sospecho que la roja es la que representa el pasado, mientras que la azul el presente. Pero nunca fui un buen detective, así que a saber… ¿Tú qué piensas?

Vale, ¿pero el resto de Cracovia lo visitasteis o sólo visteis esta calle?

¡Sí, claro! Nos alojamos en Kazimierz (el barrio judío) donde, tal y como ya me avisó mi profesor de alemán, hay mucha marcha cada día. Bares, restaurantes, cafeterías, chiringuitos de comida, heladería,… Vistamos el Stare Miasto (el casco antiguo). Visitamos las minas de sal de Wieliczka, una visita mucho más que recomendable, donde enseñan una de las históricas y más importantes minas de sal del país, bajando hasta 135 m bajo tierra. Mucho turista y mucha cola, pero merece mucho la pena. También visitamos la fábrica de Oskar Schindler, que se hizo famosa gracias a la famosa película de Steven Spielberg. No puedes marcharte de Cracovia sin visitarla. Un tour por la triste y oscura época del nazismo. Y pateamos, pateamos mucho.

¿Y el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau? Pues no, no lo visitamos.

¿Qué dices? ¿Cómo osais ir a Cracovia y no visitar Auschwitz? Bueno, la razón es que Nadia es demasiado sensible como para visitar estos lugares y yo ya visité Dachau cuando el año pasado estuvimos de ruta por el sur de Alemania. Así que consideré que no merecería la pena hacer 1 hora en coche para ver lo que ya había visto allí. Si hubiese estado más cerca… Aún así, si vas a Cracovia, y no has visitado ningún campo de concentración, te animo a que te pases. Es una experiencia casi obligatoria.

En definitiva, que visiteis Cracovia que no os arrepentiréis!

Bonus track Cheesecake

En una de las calles del barrio judío nos paramos a luchar contra el agobiante calor con un Iced Latte, un Iced Matcha Latte y una tarta de chocolate de tres capas. Aunque no sea un cheeseecake (oooooohhhhhhhhh), recomiendo el sitio. Pequeño, tranquilo y una pequeña terraza.

La cafetería Coffee Garden que está en la calle Józefa. Prometo que no tiene nada que ver nada con mi abuela, la del bocadillo de tortilla y pimientos fritos.

Dzień Dziecka en Varsovia

Si Polonia está tan cerca de Berlín y habíamos decidido aprovecharlo para visitar el país, obviamente no podíamos olvidarnos de su capital, Varsovia.

«Sólo» está a 6 horas de la capital alemana, así que tampoco era tan largo el viaje para hacer una escapada en coche. Partíamos un sábado hacia Warszawa (su nombre en polaco) donde estaríamos hasta el martes.

La primera sorpresa nos la llevamos nada más llegar, ya que lo que uno espera de Polonia y Varsovia, en particular (al estar más al norte y al este), es tener un clima más fresco y suave. Pero nunca estar en junio a más de 30 grados… cada día… sin descanso…

El apartamento lo teníamos en un barrio residencial de la ciudad bien comunicado, pero no muy cerca del Stare Miasto (casco antiguo en polaco), así que todos nuestros desplazamientos los realizamos en tranvía.

Llegamos al apartamento, dejamos nuestras cosas y cogemos el tranvía para dar una vuelta por la ciudad. Y de pronto nos damos cuenta que las estaciones las anuncian niños. Reproduciría aquí lo que decían, pero mi polaco no es tan bueno para entenderlo.

Soy nefasto en adivinar la edad de nadie (nunca te arriesgues a preguntarme «¿Qué edad crees que tengo?«, porque el resultado puede ser fatal), pero por la voz me atreveré a decir que tendrían entre los 7-10 años.

Continuamos cogiendo el transporte público durante el resto de días y en todos lo mismo, niños anunciando las paradas.

¿Qué curioso, no? Nos pareció muy curioso y bonito. ¿Porqué harían algo tan interesante? Al no vivir en Varsovia no sabíamos si era una ocasión especial o era algo que hacían durante todo el año.

Así que pregunté.

Resulta que durante esos días se celebraba el día del niño, que en Polonia es el 1 de Junio. Para conmemorarlo y darle importancia a los niños, habían decidido hacer en la ciudad iniciativas de este estilo, que los niños fuesen los protagonistas en ciertos aspectos de la vida cotidiana de la ciudad.

Desconozco completamente si es una iniciativa que realizan cada año, ¿pero no encuentras entrañable esta iniciativa?

Vale, ¿Y Varsovia?

Probablemente no sea de las ciudades más bonitas que hemos visitado en Polonia, pero hay que tener también en cuenta lo mucho que han sufrido. Fue una ciudad en medio de dos potencias, los nazis y los soviéticos, y ambas se la estuvieron disputando durante muchos años. Durante la segunda guerra mundial quedó destrozada casi por completo y tuvo que ser reconstruida después.

Sin embargo, merece la pena ir. Darse una vuelta por el Stare Miasto y hacerse una idea de cómo era Varsovia antes de ser destruída (el casco antiguo es una reproducción de la antigua Varsovia) y aprender un poco de la reciente historia de dicho país y ciudad.

Y si vas, te recomiendo que haga unos de estos tours gratuitos, tienen varias rutas y son todas muy interesantes. Son inconfundibles, son los del paraguas amarillo.

Dos cabritos en Poznan

Son las 11:45 de la mañana y nos presentamos frente el ayuntamiento de Poznań, tal y como indicaba la página web. La chica que va a ser nuestra guía está allí y al poco rato empieza la explicación. Nos explica el origen de Poznań, de la leyenda que habla de su fundación. Llevábamos allí ya cerca de 10 minutos y estaba bastante abstraído de mi alrededor, sólo pendiente de la explicación de nuestra guía. En un momento dado, me giro a decirle algo a Nadia y de pronto me doy cuenta que la plaza del mercado de Poznań está llena de gente. ¿De dónde ha salido de pronto esta gente? ¿Vienen todas estas cientas de personas a hacer el tour con nosotros? Puede ser un poco caótico…

Cada día, a las 12.00 del mediodía, salen dos cabritos de la torre del ayuntamiento de Poznan a chocar sus cuernos. Una de las grandes atracciones de esta ciudad.

Explica la historia que hace muchos años, el alcalde de la ciudad organizó una cena multitudinaria, con todo el pueblo, para celebrar la instalación del nuevo reloj de la ciudad. El cocinero, en un momento de mala suerte, quemó toda la carne y, para salir del paso, mandó a un ayudante a salir a la calle y traerse los dos primeros animales que encontrase. Que fueron, probablemente lo hayas adivinado a estas alturas, dos cabritos. Pero cuando no tienes el día, no tienes el día y los cabritos se le escaparon, subiendo a la torre del ayuntamiento y empezando a pelearse.

Más allá de enfadarse y entrar el cólera, el espectáculo le hizo tanta gracia al alcalde que decidió que, desde ese momento, los dos cabritos serían la imagen de la ciudad y, para conmemorar ese día, cada día a las 12.00 los cabritos saldrían de la torre a pelear.

P.D.: Esta vez no tengo ningún cheescake que recomendar, ya que el único que probé fue en un Costa Coffee que hay en la plaza del mercado y no es muy bueno. Pero si que aprovecharé para recomendar en el restaurante que cenamos: Papierówka.

P.D2.: También os recomiendo que probéis el croissant típico de la zona. Que sólo comparte, con el clásico francés, el nombre.

Museo de la Segunda Guerra Mundial

Gdansk nunca estuvo en nuestros planes como visita. De hecho, ni sabíamos que existía. Warsaw, Krakow, Praga, Munich… ¿Pero Gdańsk?

Pues no sé cómo, pero acabamos allí, tres días en Gdańsk. Cogimos el coche (siempre solemos viajar en coche) y tras seis horas de viaje nos encontrábamos en ese desconocido municipio del norte de Polonia.

Lo primero que me sorprendió fue conocer que tiene una población de más de 400.000 habitantes, quedando clara mi ignorancia sobre Polonia.

Si alguna vez os dais un paseo por Polonia y os queda tiempo, os recomiendo pasar por Gdańsk. La ciudad es bastante grande, pero el centro histórico es muy pequeño y muy bonito. Tiene una zona de playa tranquila y a tan solo unos 15 minutos. Pero sobre todo tiene uno de los mejores museos que he visitado nunca: El Museo de la Segunda Guerra Mundial.

Como os habréis imaginado por el nombre, es un museo que explica toda la historia sobre la Segunda Guerra Mundial. Empieza hablando sobre el levantamiento de diferentes dictaduras alrededor del mundo: Mussolini, Franco, Hitler, Lenin/Stalin, Japón,… dedicando una habitación a cada una de las dictaduras. A medida que vas avanzando, el cuerpo del museo se centra en la parte que más les afecta a los polacos, las dictaduras nazi y rusa y toda la segunda guerra mundial: Ocupación, campos de concentración, de exterminio, represión… Hasta que llega la liberación final de los países aliados.

Todo documentado con material fotográfico, objetos reales o vídeos de imágenes reales 

Tres horas estuvimos en el museo… Tres horas!!! Y porque ya, del cansancio físico, las secciones finales las hicimos bastante rápidas.

Sorprende ser consciente lo que realmente pasó en Europa. Sobrecoge ver vídeos sabiendo que no está viendo en ese momento una película, sino  imágenes reales. Saber que mucha gente, durante toda esa época, era completamente inconsciente de todo lo que realmente estaba haciendo el régimen de la dictadura nazi. Pero pone los pelos de punta pensar lo cercano que tenemos todo esto en nuestra historia y que podría volver a pasar.