La cultura y su contexto

Barrio del Poblenou en Barcelona

Era febrero de 2011 y llegábamos a Países Bajos, siendo la primera vez que salíamos de España que no fuese para ir de vacaciones.

Tampoco necesitamos muchas semanas para darnos cuenta de una cosa muy clara: los holandeses era unos estúpidos. Algún empujón por aquí, alguna mala mirada por allí, algún comentario un poco hiriente por allá.

Luego lo de los supermercados, lo más divertido. Voy con mi carro por el supermercado y de pronto me encuentro una persona delante mío con el suyo. No se aparta. Me mira a los ojos y espera que me aparte yo. Por un momento suena música del oeste en nuestras cabezas. Miradas desafiantes. Allí podemos pasar toda la eternidad. Parece que no tiene prisa, que no tiene familia y que su único objetivo es que yo me aparte de «su» camino. En cambio yo no tengo toda mi vida para pasarla allí, me aparto o dejo pasar. Santa paciencia… Otro te golpea con el carro, estás ligeramente en su camino y esa es su forma de decírtelo.

Definitivamente son estúpidos. Vas conociendo otros inmigrantes y todos te cuentan lo mismo, similares anécdotas. ¿Somos nosotros o somos ellos? ¿Son unos racistas? Hay gente que llegó a esa conclusión, son unos racistas y se comportan así con los extranjeros.

Pero poco a poco te vas fijando un poco más y te das cuenta que no, que es que son así. Que una holandesa va en bicicleta y le pega un codazo a otra holandesa que está parada en el mismo carril hablando con otra persona. Estás en mitad de una conversación de dos holandeses y uno le da una contestación a otro que en muchos países hubiese provocado una disputa entre familias. Son así incluso entre ellos. Es su cultura.

Podría poder más ejemplos de nuestra época viviendo en Londres y nuestra actual temporada viviendo en Berlín, pero ni tú ni yo tenemos ni el tiempo ni la paciencia que la persona del carrito en el supermercado, ¿verdad?

Más tarde te das cuenta de otra cosa. Hay una diferencia en como ese alemán, ese holandés, ese inglés se comporta en sociedad a como se comporta de forma individual. Los holandeses en sociedad son curiosos y especiales, de forma individual son gente muy amable y simpática. Los alemanes en sociedad son gente muy seca y antipática, a nivel individual solo he conocido grandes personas con las que me he llevado muy bien y he tenido buenos momentos.

Así que al final, con el paso de las semanas, los meses, los años, te das cuenta que en ese febrero de 2011 (y otras muchas otras veces) también viajamos en la maleta con una seguridad de que todos éramos iguales.

Cuando hablas con otros inmigrantes te das cuenta que al final todos destacamos casi las mismas cosas. Nos sorprende lo mismo. Algunos no les dan importancia, otros se ofenden.

Es que todo esto es la cultura. La cultura no es más que una forma que tenemos de ver la vida. Una especie de gafas que nos ponemos para ver, evaluar y vivir nuestro alrededor. De medir nuestras relaciones con los que nos rodean. Los que conocemos y los que no conocemos.

Formada a través de los años debido a la historia, el clima, la ubicación,… de cada lugar. Múltiples factores que forjan el carácter de cada grupo social y su forma de ver la vida. La cultura.

Todo esto hace que terminemos por no entender otras culturas y que gente de otras culturas no entiendan la nuestra. Nos parecerán raras o, incluso, creeremos que la nuestra es mejor.

Volviendo al ejemplo holandés. Para nuestra cultura española que los holandeses sean tan directos nos choca y nos parece de ser maleducados. Pero es que para ellos ser maleducados es nuestra cultura de intentar no ofender y evitar conflictos (sin llegar al politeness inglés)

Sí, sé lo que estás pensando… Pero es que no todas las culturas son respetables. Sí, lo sé. Hay culturas (o partes de estas) que son muy reprobables: la ablación, culturas machistas, culturas clasistas, culturas del uso de las armas…

Pero, quitando estas excepciones, la cultura de cierta parte de la población no es más que una forma sesgada de ver la vida. Y antes de juzgar o evaluar otra cultura deberíamos tener esto muy presente.

Vivir todos estos años en diferentes países me ha permitido bastante poner las culturas en contexto y poder ver la mía propia desde un punto de vista externo. Entender ciertas cosas de las otras culturas, de la mía propia e, incluso, dejar de gustarme cosas de mi cultura que hasta hace unos pocos años me parecían normal (igual puedo dedicar otro post a este tema)

Así que cuidado con juzgar ciertos aspectos de otras culturas porque lo estarás haciendo desde tu forma sesgada de ver la vida. Lo que para ellos es normal, para tí es raro. Pero lo que para tí es normal, para ellos es raro.

¿Has tenido alguna experiencia similar?

Que pases un buen día. Nos leemos.

Choques culturales: la ausencia laboral en Alemania

Image by Myriams-Fotos from Pixabay

Uno de los primeros choques culturales que tuve en el entorno profesional cuando llegamos a Berlín fue con la ausencia laboral.

He empezado a notar algo, hoy no iré a la oficina...

He tenido una mala noche, me quedo en casa descansando

Me estoy empezando a encontrar raro, me marcho para casa…

Estas son algunas de las frases que escuché y leí a algunos de mis primeros compañeros.

En el caso del lado femenino de la plantilla también se ausentaban de vez en cuando debido a «woman pain», forma más formal de decir que tenían la regla.

Éramos varios españoles y españolas en la oficina y cada vez que teníamos un caso de estos lo comentábamos y alguna coña que otra caía.

«Menudo morro tienen que a la mínima que se sienten algo se quedan en casa». «Pues si que trabajan poco estos alemanes!». «Uy! noto un cosquilleo en la nariz. Me voy para casa!»

Eran algunos de los sacásticos comentarios y coñas que hacíamos.

Con los años he aprendido a darme cuenta de los injustos de nuestros comentarios y lo sesgados que estábamos. Estamos tan acostumbrados a ir a trabajar en cualquier circunstancia que nos parecía cómico.

¿Quién no ha ido a trabajar con fiebre o ha tenido compañeros que han ido a trabajar con fiebre? ¿O sintiéndose como si le hubiese atropellado un camión en la autopista? ¿O con dolores de hernia en la espalda? ¿con mareos? ¿sufriendo dolorosas reglas?

Estas situaciones son muy normales en España. Es normal ir a trabajar en cualquier circunstancia.

Aquí no.

¿Por qué ir a trabajar con molestias o dolores y estar rindiendo por debajo de tus capacidades? ¿No es mejor quedarse en casa, descansar, recuperarse y volver cuando estés de nuevo al 100%?

¿Por qué ir a trabajar con un virus que puedes repartir entre tus compañeros y que al final sea peor porque estén todos contagiados? ¿No es mejor quedarse en casa, descansar, recuperarse y volver cuando ya no hay riesgo de contagio a los demás?

Esto que ahora me parece tan evidente, al principio no lo entendía. Nuestra cultura del sufrimiento y de ir a trabajar ante cualquier circunstancia me sesgaba mi forma de verlo y de entenderlo.

Después de todo este tiempo me sigue pareciendo muy exageradas algunas situaciones, pero tampoco me parece normal lo de España.

Bloemencorso

Bloemencorso 2011

Imagina una fiesta de Carnaval pero que:

  • Sucede en primavera
  • Las carrozas están hechas de flores
  • El desfile pasa por diferentes ciudades a través de 42 km

Esta fiesta existe, sucede cada año en Países Bajos y se llama Bloemencorso.

El Bloemencorso suele organizarse para la segunda o tercera semana de Abril. Una vez el buen tiempo de primavera ha llegado, los prados de tulipanes están en apogeo y el Keukenhof ya está abierto.

Es una fiesta importante del país y de una larga tradición. La lista de ciudades que lo celebran es larga pero me centraré en el evento que se organiza entre las poblaciones de Noordwijk y Haarlem en la provincia de Noord-Holland, ya que es el único que he visitado y conozco.

Bloemencorso es un nombre que viene de las palabras bloemen (flores) y corso (desfile). Es un desfile que consta de numerosas carrozas, todas adornadas con gigantes figuras realizadas con coloridas flores. Como si de Carnaval se tratase, todo acompañado de grupos de música, batucadas y performances de bailarines.

El evento en concreto, que yo he visitado, empieza su trayecto en la ciudad costera de Noordwijk. El desfile suele salir de dicha población a primera hora de la mañana del sábado del escogido fin de semana (este año el pasado sábado 23 de Abril).

Continua su trayecto por todas las poblaciones vecinas, famosas por su producción de tulipanes: Voorhout, Sassenheim, Lisse,… También su visita por el Keukenhof que, si no lo conoces, es uno de los jardines más grandes de flores que abre sus puertas solo unas pocas semanas en primavera. Normalmente desde finales de Marzo hasta mediados de Mayo.

Finalmente el Bloemencorso tiene su llegada a la ciudad de Haarlem, a la que suele llegar a última hora de la tarde. Todas las carrozas hacen parada en la plaza central de la ciudad, el Groetemarkt, donde quedan expuestas el resto del sábado y todo el domingo. Durante este tiempo no solo las personas pueden ir a verlas y hacer múltiples fotos, si no que se organiza un concurso para decidir cuál ha sido la mejor y más bonita carroza de la edición.

Mucha gente aprovecha estos días para visitar el Keukenhof. Justo por esta misma razón, estos días no son los mejores para visitarlo. Te recomiendo mucho la visita, pero en otro fin de semana menos concurrido.

También te recomiendo que te desplaces hasta algunos de los lugares y poblaciones por los que el desfile pasa, para disfrutarlo en todo su movimiento y esplendor. Luego al final de día o al día siguiente puedes pasarte por Haarlem para no solo visitar la ciudad si no también deleitarte de las carrozas con más tranquilidad.

Te dejo para finalizar un video corto de una de las carrozas del Bloemencorso del 2011. Siento la mala calidad del vídeo, pero es de hace 11 años y para entonces la calidad de las cámaras de los teléfonos no era tan buena como lo que tenemos hoy en día 🙂

Dos errores y un café

Haarlem 2020

«En el 2011 tomáis la arriesgada decisión de dejarlo todo. Os vais a la aventura a Haarlem. Encuentras trabajo en una empresa grande, como T-Mobile. Las cosas no os van mal y estáis contentos. Entonces, ¿por qué decides dejar tu trabajo y marcharos?«

Me preguntó una persona hace poco.

Errores. Principalmente.

Haarlem 2011

Cuando decidimos en aquel 2010 irnos a Países Bajos, teníamos dos ideas muy claras: sería por un año y estábamos locos. No estaba en nuestros planes quedarnos. Íbamos, vivíamos la experiencia internacional durante un año y retomábamos nuestras vidas de vuelta a Barcelona. La vuelta en un año era innegociable. Así que todas nuestras decisiones se basaron en eso. Un año y volver.

¿Dani, Y lo de estar locos? Pues porque fuimos sin nada. Dejamos nuestros trabajos en Barcelona e íbamos a un país que no conocíamos, sin trabajo y un inglés muy precario. Una locura visto con la perspectiva de los años y la edad. Aunque en aquel momento no nos parecería tan locura porque lo repetimos después dos veces más.

Si solo íbamos a estar un año solo teníamos que hacer 3 cosas: llevarnos todo lo que nos cupiese en el coche, cerrar la puerta de nuestro piso en Barcelona y marcharnos. En un año volvíamos. ¿Para qué alquilarlo?

Meeeecccc. Craso error!

Nadie puede ver el futuro. Al menos yo no, por mucho que lo intente. Sé cuáles son mis intenciones hoy, sé cuáles son mis planes hoy, pero no tengo ni idea que pensaré en un año. No puedo tomar decisiones hoy en función de lo que creo yo que pensaré dentro de un año, porque esas decisiones hoy lastrarán a mi yo del futuro. Y mi yo del futuro, cuando llegue el momento, no perdonará a mi yo presente.

Solo me hicieron una recomendación, solo una: «No fuerces una vuelta. Escucha tu cuerpo. Llega un momento que tu cuerpo te pide volver. Hazle caso en ese momento. Ni antes, ni después«.

¿Hicimos caso? En absoluto.

Subestimamos desde el principio el poder de estar a gusto en un lugar y que ese lugar te guste.

Cometimos algún otro error, pero este es el que nos ancló a la vuelta. Fueron sangrantes y también ayudaron e hicieron más difícil el no volver, pero este fue el principal y más grande. El pecado original. La fecha de expiración que dejamos en Barcelona antes de salir.

Nuestro futuro estaba escrito desde el momento que decidimos dejar el ancla puesta en Barcelona. En Febrero de 2012, de Haarlem nos fuimos a Londres en una mezcla de intentar remediar la situación y vivir otra experiencia en la capital inglesa. Pero demasiado bien nos tenían que ir las cosas para que el amarre que teníamos no siguiese tirando. Así que en Julio de 2012 estábamos de vuelta en Barcelona.

Haarlem 2020

Cuando partíamos de Barcelona camino de Berlín, ya nos preocupamos de no cometer los mismos errores. Ya nos marchamos teniendo en mente que no sabíamos cuándo volveríamos y que, esta vez sí, no forzaríamos al cuerpo. Así que levantamos anclas en Barcelona y no dejamos atrás nada que nos obligase un retorno no deseado.

A Berlín llegamos a principios del 2017 con un trabajo bajo el brazo (iba a trabajar en la oficina de Berlín de la empresa para la que ya trabajaba en Barcelona) y un piso alquilado en Barcelona. Éramos libres.

Esta vez sí, los días iban pasando y no teníamos la necesidad ni las ganas de volver. Casi tres años después nos planteábamos otra mudanza. A finales del 2019 dejábamos Berlín para marchar a Haarlem, de nuevo.

Aunque ya sabía que no iba a ser lo mismo, íbamos con otros planes que en aquel 2011. No teníamos nada que nos tirase de allí. Íbamos con fecha de llegada, pero no se salida… ¿O sí?

Que ingénuo… ¿Qué falló ahora?

Nuestro gran error, esta vez, fue subestimar los casi tres años viviendo en Berlín y los ocho que habían pasado desde que nos marchamos de Haarlem a principios de 2012. Esperaba que todo sería más fácil. ¿Por qué no lo iba a ser si ya habíamos vivido allí?

Pero no, veníamos de vivir en Berlín y nos habíamos adaptado al estilo de vida de la capital alemana. Nos costó mucho adaptarnos de nuevo al estilo de vida de una ciudad pequeña como es Haarlem.

Tengo que sumar que tampoco me adapté al trabajo. Iban pasando las semanas y meses y había algo que no funcionaba. Aún estando contento con la gente, no me acababa de encajar algo. Así que esto tampoco ayudó mucho en nuestro proceso de adaptación.

Tampoco nunca sabré qué hubiese pasado si no hubiese habido pandemia. La pandemia llegó 3 meses después de que llegásemos a Haarlem. Solo tres meses de normalidad. ¿Nos hubiésemos adaptado mejor sin pandemia? Quien lo sabe.

Lo que está claro es que volvimos a subestimar algo. En este caso, el pensar que nos sería fácil acostumbrarnos. El pensar que como ya habíamos vivido allí, volveríamos y nos adaptaríamos fácilmente.

Sin pandemia todo podría haber sido diferente. Si yo hubiese estado contento en el trabajo, todo hubiese cambiado. Pero lo cierto es que me puse a buscar trabajo nuevo que lo encontré de vuelta en Berlín. Pero eso, ya es otra historia.

Bonus cheesecake

4850: Amsterdam

Para finalizar, aquí llega el café.

Si como yo, te vuelven locos los kannelbullar suecos, esos bollitos (rollitos en otros lugares) rellenos de canela, la cafetería – restaurante 4850 de Amsterdam es tu lugar. Ubicada en la zona de Amsterdam Oost, en la calle Camperstraat, muy cerca del centro de la ciudad. Son de esos sitios que no son especialmente baratos pero que merece la pena por su buen café y sus deliciosos bollos de canela.

Muy cerca de allí se encuentra el restaurante de tapas españolas Rascasse que, aunque no puedo recomendar porque no he ido a comer, si que puedo decir que tenía buena pinta. Si vas o ya has ido ya me contarás si merece la pena probarlo.

Un saludo y ¡persigue tu cheesecake!

Cómo aprendí inglés (y estoy aprendiendo alemán)

En mi época de escuela (cursé la EGB), estudié Francés. En aquellos años la educación española estaba cambiando del Francés al Inglés, como lengua extranjera, y a mí me tocó estudiar el idioma galo. Durante el último año de EGB mis padres me apuntaron a una academia de inglés para prepararme para el instituto, donde sí iba a estudiar inglés. Una vez en el instituto (donde realicé los 3 años de BUP y el último de COU) estudié 4 años inglés mientras, paralelamente, también asistía a academias de inglés como extra-escolar. Finalmente en mis años de universidad estudié 2 años más de inglés. En total 6 años más los de academia.

Aunque no sé si debo contar los de academia. No recuerdo haber estudiado mucho. Iba con dos amigos y pasábamos más rato molestando al profesor que estudiando. Mis padres nunca lo supieron y nunca lo sabrán.

Nada de esto me sirvió para hablar ni entender el idioma. Nada. Nothing.

Aparte de haberlo tenido guardado en un cajón durante muchos años, ya que no hubo nada que me lo requiriese. Finalmente, pasados los años, decidí ponerme en serio a mejorar el inglés por mi cuenta porque pensaba que profesionalmente me podría ayudar.

Así fue. 2-3 años después, en 2011, fue esa mejora la que me ayudó a vivir y encontrar trabajo en los Países Bajos. A pesar de que a mi jefe (de Manchester) me costó 1 o 2 meses poder entenderlo completamente hablando ese idioma que él decía era inglés, pero yo tenía mis dudas.

Desde entonces siempre he trabajado en entornos internacionales, ya sea en Barcelona o fuera de España. Un año en Amsterdam, 6 meses en Londres, 5 años en Barcelona en una empresa internacional, 4 años en Berlín y otro año en Amsterdam. No considero que domine el idioma, pero sí que estoy en un nivel en el que puedo tener una vida fluida en inglés. Puedo tener conversaciones en reuniones con mis compañeros, irme a comer o cenar con ellos y tener conversaciones más relajadas y personales, ir al médico y explicar mis posibles problemas en inglés…

Durante este tiempo bastante gente me ha preguntado cómo lo hice para poder llegar a ese nivel de inglés. Qué estudié y cómo estudié el inglés para poder haber terminado trabajando en un entorno internacional durante ya 11 años.

No te creas que tengo aquí el truco del almendruco, el que nadie sabe y te va a sacar de todas las penurias lingüísticas. Pero durante los últimos años me han ido preguntando cómo lo he ido haciendo con el inglés y, ahora, con el alemán. ¿Por qué no dejarlo por escrito? Pensé.

Así que ahí va.

Listening.

O afinar el oído… Claramente, escuchando de todo. Empecé en 2006-2007 con podcasts en inglés. Primero podcasts que enseñaban el idioma a no nativos, luego podcasts de otras temáticas que me interesasen pero hablados en inglés. Muchas veces no me enteraba de todo lo que decían, pero me daba igual, lo que me importaba era que mi oído (o mejor dicho mi cerebro 🙂 ) se acostumbrase a escuchar inglés. Ahora con el alemán hago lo mismo. Escucho un podcast de las noticias de actualidad en alemán lento y algún otro de historias cortas.

Empezamos en casa a ver series en versión original con subtítulos. Inicialmente los subtítulos los teníamos en español, pero pronto los cambiamos al inglés. He conocido gente que los prefieren con la combinación audio original + subtítulos en el idioma de la persona. Dicen que les ayuda más fácilmente a asimilar el idioma que estás aprendiendo al relacionar la pronunciación con el significado en tu idioma. Sin embargo, yo prefiero los dos en el idioma original. Eso me ayuda a relacionar el sonido con la palabra escrita que, probablemente, ya la sepa. Creo que asimilo más fácilmente el ver cómo se pronuncia una palabra. En alemán aún no me he atrevido con series o películas, pero sí vemos algún canal de Youtube como el de Easy German.

Aun así, yo soy durillo de oído. No solo en inglés, también en alemán, castellano o catalán… No es tanto que no entienda, es que mi oído parece no funcionar bien. Es lo que siempre me ha costado en todos los idiomas que he intentado aprender: inglés, alemán, holandés, francés.

Vocabulario y Gramática.

Este principalmente lo he conseguido mejorar siguiendo un único método: leer, leer y leer. Leer artículos, leer libros, leer revistas, leer periódicos,… Cualquier cosa que cayese en mis manos.

En cierto momento de mi vida dejé de consumir libros en castellano para leerlos todos en inglés. Independientemente la temática. También empezando a seguir blogs y páginas que escribían en inglés.

Aquí te daría un consejo que leí una vez y es el que he seguido toda mi vida desde entonces: no leer con un diccionario al lado. Lee, aunque no entiendas una palabra. Un porcentaje muy elevado de las veces la palabra que no entiendas no será clave, por lo que entenderás el contexto y significado de la frase y ese contexto te ayudará a entender el significado de la palabra. Si es una palabra importante en el idioma te saldrá muchas más veces y, automáticamente y sin querer, la aprenderás. Coge el diccionario solo cuando esa palabra es clave en la frase y no entender la palabra te hace no entender nada.

Con la gramática lo mismo. De leer, leer y leer las construcciones de las frases te van permeando sin ser consciente.

Obviamente, todo esto es más fácil con una base gramatical del idioma. No sé cómo de complicado puede ser para un idioma del que no tienes conocimiento.

Con el alemán he empezado, además de artículos y posts, a leer libros infantiles o relatos cortos, como El Principito.

Hablar.

Y finalmente llegamos aquí… ¿De qué me sirve entender las cosas si no puedo responder? ¿o no me atrevo? Esos fueron mis primeros días con mis nuevos compañeros en Países Bajos. Sentado en la mesa con ellos, entendiendo gran parte de lo que decían, pero sin ser capaz de hablar y formar parte de la conversación.

Ahora me pasa con el alemán justo lo contrario. Me siento capaz de hablar en la mayoría de las conversaciones en las que participo (la mayoría sencillas: tiendas, cafeterías, algún trámite,…) pero me cuesta entender mucho de lo que me dicen.

Y aquí no he encontrado otra forma que no sea hablando. La soltura hablando se consigue hablando. Por mucho que sepas vocabulario, gramática, puedas leer libros complicados o escuchar exposiciones de temas complejos, para hablar se necesita una fluidez y velocidad que el resto de habilidades no requieren y que solo se puede conseguir hablando.

Si no hablas nunca ganarás la fluidez, velocidad y confianza que se requiere para hablar. Esas construcciones gramaticales complejas no te saldrán, esa palabra que tanto sabes no te vendrá rápido a la cabeza y, con suerte, hablarás previa traducción desde tu idioma nativo en la cabeza.

Aquí solo te puedo dar dos consejos.

Uno. Una técnica que yo he usado mucho es la de hablar solo. Lo hice con el inglés y lo hago en alemán ahora. Me imagino una supuesta situación en la que necesito hablar en alemán. Una visita al banco, una entrevista de trabajo, una compra en la farmacia,… Y mantengo una conversación conmigo mismo en alemán (o inglés). Aunque no gane una gran fluidez sí que me ayuda a estar bastante preparado para este tipo de situaciones. Las palabras fluyen más.

Dos. No tengas miedo. Aunque a la gran mayoría de las personas nos da miedo, no harás nunca el ridículo hablando un idioma que estés aprendiendo. Por muy precario que sea tu nivel. Al final, lo importante es saber comunicarte con los demás. Piensa todos esos «guiris» que chapurrean tu idioma con cierta dificultad. ¿Te ríes de ellos si ves que no lo hablan bien? ¿O, por el contrario, solo te importa entenderlos y que te entiendan? Pues lo mismo cuando tú eres esa persona hablando otro idioma que no sea el nativo tuyo. La mayoría de las personas con las que te cruces les importará poco tu fluidez, tu nivel y, aún menos, tu pronunciación, si consigue haber una comunicación y entendimiento entre las dos partes.

Lo mismo te digo con tu pronunciación. No te preocupes por no tener una pronunciación perfecta y no tengas ningún complejo. Te digo lo mismo, lo importante es que te entiendan y entender. Lo demás es regalado. Cuando comienzas a relacionarte con personas no angloparlantes te das cuenta de que todos tenemos nuestros acentos. Los franceses hablan inglés con su acento inglés, los alemanes con el alemán, los holandeses con el holandés… y así todos. No te acomplejes porque tú hables inglés con tu acento original.

Al final la habilidad de hablar solo se consigue hablando con otras personas. Hablar solo ayuda, pero nunca te dará la fluidez que te da formar parte de una conversación real. Si no puedes vivir en un país donde hablen inglés o no trabajas en una empresa internacional, te puedes buscar clases particulares con profesores donde principalmente hagas conversación o puedes buscarte alguna persona que esté interesada en hacer un intercambio. Ella aprende y practica tu idioma nativo, mientras tú aprendes y practicas el suyo.

Y tú, ¿cuál ha sido tu técnica para aprender un idioma? ¿Tienes algún truco o consejo?