Dos errores y un café

Haarlem 2020

«En el 2011 tomáis la arriesgada decisión de dejarlo todo. Os vais a la aventura a Haarlem. Encuentras trabajo en una empresa grande, como T-Mobile. Las cosas no os van mal y estáis contentos. Entonces, ¿por qué decides dejar tu trabajo y marcharos?«

Me preguntó una persona hace poco.

Errores. Principalmente.

Haarlem 2011

Cuando decidimos en aquel 2010 irnos a Países Bajos, teníamos dos ideas muy claras: sería por un año y estábamos locos. No estaba en nuestros planes quedarnos. Íbamos, vivíamos la experiencia internacional durante un año y retomábamos nuestras vidas de vuelta a Barcelona. La vuelta en un año era innegociable. Así que todas nuestras decisiones se basaron en eso. Un año y volver.

¿Dani, Y lo de estar locos? Pues porque fuimos sin nada. Dejamos nuestros trabajos en Barcelona e íbamos a un país que no conocíamos, sin trabajo y un inglés muy precario. Una locura visto con la perspectiva de los años y la edad. Aunque en aquel momento no nos parecería tan locura porque lo repetimos después dos veces más.

Si solo íbamos a estar un año solo teníamos que hacer 3 cosas: llevarnos todo lo que nos cupiese en el coche, cerrar la puerta de nuestro piso en Barcelona y marcharnos. En un año volvíamos. ¿Para qué alquilarlo?

Meeeecccc. Craso error!

Nadie puede ver el futuro. Al menos yo no, por mucho que lo intente. Sé cuáles son mis intenciones hoy, sé cuáles son mis planes hoy, pero no tengo ni idea que pensaré en un año. No puedo tomar decisiones hoy en función de lo que creo yo que pensaré dentro de un año, porque esas decisiones hoy lastrarán a mi yo del futuro. Y mi yo del futuro, cuando llegue el momento, no perdonará a mi yo presente.

Solo me hicieron una recomendación, solo una: «No fuerces una vuelta. Escucha tu cuerpo. Llega un momento que tu cuerpo te pide volver. Hazle caso en ese momento. Ni antes, ni después«.

¿Hicimos caso? En absoluto.

Subestimamos desde el principio el poder de estar a gusto en un lugar y que ese lugar te guste.

Cometimos algún otro error, pero este es el que nos ancló a la vuelta. Fueron sangrantes y también ayudaron e hicieron más difícil el no volver, pero este fue el principal y más grande. El pecado original. La fecha de expiración que dejamos en Barcelona antes de salir.

Nuestro futuro estaba escrito desde el momento que decidimos dejar el ancla puesta en Barcelona. En Febrero de 2012, de Haarlem nos fuimos a Londres en una mezcla de intentar remediar la situación y vivir otra experiencia en la capital inglesa. Pero demasiado bien nos tenían que ir las cosas para que el amarre que teníamos no siguiese tirando. Así que en Julio de 2012 estábamos de vuelta en Barcelona.

Haarlem 2020

Cuando partíamos de Barcelona camino de Berlín, ya nos preocupamos de no cometer los mismos errores. Ya nos marchamos teniendo en mente que no sabíamos cuándo volveríamos y que, esta vez sí, no forzaríamos al cuerpo. Así que levantamos anclas en Barcelona y no dejamos atrás nada que nos obligase un retorno no deseado.

A Berlín llegamos a principios del 2017 con un trabajo bajo el brazo (iba a trabajar en la oficina de Berlín de la empresa para la que ya trabajaba en Barcelona) y un piso alquilado en Barcelona. Éramos libres.

Esta vez sí, los días iban pasando y no teníamos la necesidad ni las ganas de volver. Casi tres años después nos planteábamos otra mudanza. A finales del 2019 dejábamos Berlín para marchar a Haarlem, de nuevo.

Aunque ya sabía que no iba a ser lo mismo, íbamos con otros planes que en aquel 2011. No teníamos nada que nos tirase de allí. Íbamos con fecha de llegada, pero no se salida… ¿O sí?

Que ingénuo… ¿Qué falló ahora?

Nuestro gran error, esta vez, fue subestimar los casi tres años viviendo en Berlín y los ocho que habían pasado desde que nos marchamos de Haarlem a principios de 2012. Esperaba que todo sería más fácil. ¿Por qué no lo iba a ser si ya habíamos vivido allí?

Pero no, veníamos de vivir en Berlín y nos habíamos adaptado al estilo de vida de la capital alemana. Nos costó mucho adaptarnos de nuevo al estilo de vida de una ciudad pequeña como es Haarlem.

Tengo que sumar que tampoco me adapté al trabajo. Iban pasando las semanas y meses y había algo que no funcionaba. Aún estando contento con la gente, no me acababa de encajar algo. Así que esto tampoco ayudó mucho en nuestro proceso de adaptación.

Tampoco nunca sabré qué hubiese pasado si no hubiese habido pandemia. La pandemia llegó 3 meses después de que llegásemos a Haarlem. Solo tres meses de normalidad. ¿Nos hubiésemos adaptado mejor sin pandemia? Quien lo sabe.

Lo que está claro es que volvimos a subestimar algo. En este caso, el pensar que nos sería fácil acostumbrarnos. El pensar que como ya habíamos vivido allí, volveríamos y nos adaptaríamos fácilmente.

Sin pandemia todo podría haber sido diferente. Si yo hubiese estado contento en el trabajo, todo hubiese cambiado. Pero lo cierto es que me puse a buscar trabajo nuevo que lo encontré de vuelta en Berlín. Pero eso, ya es otra historia.

Bonus cheesecake

4850: Amsterdam

Para finalizar, aquí llega el café.

Si como yo, te vuelven locos los kannelbullar suecos, esos bollitos (rollitos en otros lugares) rellenos de canela, la cafetería – restaurante 4850 de Amsterdam es tu lugar. Ubicada en la zona de Amsterdam Oost, en la calle Camperstraat, muy cerca del centro de la ciudad. Son de esos sitios que no son especialmente baratos pero que merece la pena por su buen café y sus deliciosos bollos de canela.

Muy cerca de allí se encuentra el restaurante de tapas españolas Rascasse que, aunque no puedo recomendar porque no he ido a comer, si que puedo decir que tenía buena pinta. Si vas o ya has ido ya me contarás si merece la pena probarlo.

Un saludo y ¡persigue tu cheesecake!

El Choque Cultural Inverso

Mural en Rubí, mi ciudad natal

Finales de Junio de 2012. Llevamos 6 meses en Londres, pero ya estamos preparando una nueva mudanza. Ésta, de vuelta a nuestra Barcelona. En Febrero de 2011 habíamos salido de Barcelona camino de Haarlem. Un año después, en Febrero de 2012, nos mudábamos de Haarlem a Londres. Medio año más tarde nos estamos preparando para una tercera mudanza, esta vez de vuelta a Barcelona. El 17 de Julio el camión vendrá a recoger nuestras cajas y nuestro avión camino de Barcelona estará despegando desde Heathrow.

Volvemos a casa, a nuestra casa. Al mismo lugar donde vivíamos y que dejamos atrás hace año y medio. Misma ciudad, mismo barrio y misma gente. Volvemos a nuestro entorno, a nuestra cultura y con la gente que nos ha visto crecer y/o madurar. Retomamos la vida que dejamos atrás hace año y medio.

Eso pensábamos nosotros en aquel 2012. Pensábamos que volver un año y medio después al mismo lugar sería volver a retomar las misma vida que habíamos tenido hasta el día que nos marchamos.

Nunca habíamos escuchado hablar del Choque cultural inverso y lo estábamos infravalorando.

Seis meses más tarde de ese día de Julio estábamos en una fiesta con un grupo de gente que conocíamos. Conocíamos a la gran mayoría. Desde hacía muchos años. Pero estábamos incómodos, descolocados y fuera de lugar. Hubo momentos en los que pensé que qué hacía allí y qué hacía que no me marchaba para casa. Sentía que no pertenecía a ese grupo.

Eso fue ese día, seis meses más tarde, pero fue una sensación que tuvimos muchas veces. Qué hacíamos allí, por qué habíamos vuelto, si habíamos hecho bien, eran preguntas que nos hicimos muchas veces. En el fondo de nuestras cabezas volver a Haarlem era una opción que no llegamos a descartar. Laboralmente me fue muy bien en Barcelona y nunca lo hicimos… durante unos años.

Como dice mi madre nos gusta hacer las maletas y marcharnos más que a un niño un caramelo.

Cuando sales de tu país y te vas a vivir a otro lugar, siempre se produce un choque cultural. Dependiendo de la diferencia cultural de ambos lugares el choque será más o menos traumático, pero nunca pensamos que el choque se produciría al revés.

Cuando lo intento explicar a alguien, siempre lo explico como si fuese una maquinaria. A medida que vas creciendo te vas rodeando de tu gente: pareja, familia, amigos, compañeros de trabajo… Entre todos formais una máquina de la que cada uno es un engranaje. Pero todos los engranajes encajan a la perfección. Costumbres, hábitos, valores, horarios,… Con el paso de las semanas, meses y años los habéis hecho encajar.

Cuando te marchas, tu engranaje se sale de la máquina. Pero la máquina sigue en marcha. Se adaptan los engranajes sin ti y sigue en marcha. Tu te ajustas a los engranajes de otra máquina diferente. Cuando intentas volver el hueco donde estabas no está y necesitas buscar un hueco nuevo.

La vida ha seguido mientras tú no estabas y tu vida ha seguido un camino diferente al que tenías antes. Habéis empezado nuevos hábitos y costumbres, alguien se ha mudado, tienen nuevo trabajo, nuevas aficiones, o ya no les gusta el vino… Y así todo el mundo… y así tú.

En el fondo, es simplemente la vida misma. La experiencia y el cambio continuo. Solo que cuando formas parte de ese engranaje no eres tan consciente. Se llama cambio y vivimos en continuo cambio.

Estando fuera, en otro país estás expuesto a otra cultura diferente a la tuya. Y una cultura no es más que otro prisma desde el cual ver la vida. Cuando te expones a esa cultura sucederán dos fenómenos.

Por una parte verás otras formas de ver, vivir y experimentar la vida. La que te ofrece la nueva cultura. Algunas te gustarán y otras no tanto. Las que te gusten las aceptarás como tuyas.

Por otra parte te desarraigarás y extraerás a otro plano que te permitirá ver tu cultura origen desde fuera. Serás consciente de las cosas que habías aceptado por normales y no eran más que una forma de ver la vida en un lugar concreto. Y lo mismo, algunas las aceptarás y otras las rechazarás y cambiarás. Tienes el super poder de ver tu cultura de origen desde fuera.

Esto paga un precio cuando vuelves, ya que chocas.

Este mes de agosto, aprovechando una mejor situación de la pandemia y que hacía 2 años que no bajábamos a Barcelona, fuimos 3 semanas a visitar familia, amigos e irnos de vacaciones. Tres semanas en España.

Me di cuenta de cosas de la cultura española que nunca antes había sido tan consciente. Cosas que no me gustan ahora.

Nosotros tardamos unos 6 meses, en aquel 2012, a adaptarnos a nuestra nueva vida de vuelta a Barcelona tras 18 meses viviendo entre Haarlem y Londres. Pero hemos conocido gente que tras pasar muchos años fuera, la vuelta les costó años adaptarse. Hay gente que tardó años, otros que difícilmente ha llegado a adaptarse del todo.

Cuando vuelves debes comenzar un proceso de readaptación a una nueva vida. Una vida que pensabas que iba a ser la de siempre, pero que es otra.

¿Has vuelto de forma permanente o temporal a tu origen? ¿Has notado esta sensaci´ón de choque cultural?

Bonus track cheesecake

Oroma Coffee – Calafell

Para el bonus cheesecake de hoy nos iremos hasta Calafell, una pequeña población costera en la provincia de Tarragona con pasado pesquero. Hoy en día, a pesar de seguir teniendo una Cofradía de Pescadores y de tener cierta cultura pesquera, es principalmente conocida como un destino de vacaciones familiares.

La cafetería en cuestión se llama Oroma Coffee y se encuentra en el paseo marítimo de Calafell, justo en frente de la caseta de la Cofradía de Pescadores (como se puede observar en la foto de arriba)

En Calafell puedes encontrar lugares de muy buenas tapas, grandes arroces y sabrosas fideuas, pero no suelen abundar los lugares de buenos cafés y pasteles. Oroma es uno de estos pocos lugares. Los cafés son bastante buenos, tienen una interesante y variada selección de sabrosos pasteles, el servicio ha sido bueno siempre que hemos ido y, si llegas con tiempo, podrás disfrutar de sus Rollitos de Canela.

Choque de culturas: los horarios

Faltaban ya semanas. Los dos habíamos dejado nuestros trabajos, habíamos encontrado piso en Haarlem y la cuenta atrás ya había comenzado. Era Enero de 2011 y nuestra fecha era mediados de Febrero de 2011. El 14 de Febrero íbamos a dejar Barcelona y mudarnos en coche hacia los Países Bajos.

Estábamos preparando las cosas y mi idea de mudanza era muy sencilla. Llegábamos al piso amueblado que habíamos alquilado, colocábamos nuestras cosas en él y ya está. Continuábamos nuestra vida pero en Haarlem. Bueno, yo tenía que buscar trabajo, pero lo demás no cambiaba. Nadia empezaría sus clases de inglés en una ciudad que solo había visitado una vez. Pero lo demás no cambiaba. Íbamos a vivir en un país cuyo idioma me parecía letras aleatorias sin ningún tipo de criterio. Para mí era como si alguien dejase caer las manos en el teclado del ordenador y el resultado le dejase satisfecho. Pero lo demás no cambiaba. ¿no?

Estamos en Europa, ¿qué va a cambiar? Nuestra cultura es occidental, somos países cercanos, pertenecemos a un mismo continente con una historia y cultura bastante comunes. ¿por qué tenía que ser muy diferente? En aquel momento yo no lo sabía, pero en la maleta también metí toda mi ignorancia rumbo a ese nuevo país.

Se produce un choque de culturas. Es inevitable. Hay diferencias y ese choque de culturas no es despreciable. Hemos conocido gente de otros países como Rusia, Estados Unidos o Mexico. Obviamente para ellos el choque es mucho más grande y pueden tardar meses o, algunos incluso, 1 año en adaptarse. Se necesita paciencia. En el fondo, yo no estaba tan equivocado, compartimos una cultura e historia que nos hace parecernos mucho más que gente de otros lugares del mundo. Pero eso no significa que el choque no exista. Incluso en aspectos que nunca imaginarías.

Las relaciones sociales y familiares, la personalidad, la gastronomía,… y los horarios. Los horarios es una de las cosas que más nos costó adaptarnos.

Mi primera semana de trabajo mi estómago no aceptaba que intentase introducir alimentos a las 12.00 de la mañana. Pero, vamos a ver… ¿qué hora es esa de comer? Llegó un momento que me acostumbré pero, claro, a las 18.00 ya estaba que me comía hasta las piedras. Así que hemos ido adelantando también nuestra hora de cenar.

Los horarios en Países Bajos y Alemania no son muy diferentes. A lo mejor un poco más estrictos en el país del queso y las bitterballen. La hora de la comida suele estar alrededor de las 12.00. La de la cena suele variar un poco, pero lo normal es que esté entre las 18.00 y las 19.00.

¿Y esto en que me afecta a mí, si yo como cuando quiero?

Sí, en parte tienes razón, en tu casa tienes los horarios que quieras. Pero si trabajas en una empresa, lo más probable es que quieras alinear tu hora de la comida con la de tus compañeros, para evitar problemas. Y eso significa comer sobre las 12.00. Si quieres comer en algún restaurante, la gran mayoría cierran más pronto de lo habitual, dado que la mayoría de la gente, como comentaba, suele cenar entre las 18.00 y las 19.00. Así que no es extraño tener que adelantar tu hora de la cena si quieres salir. ¿Si cenas en casa? Ahí tienes más flexibilidad, pero como te explicaba antes, a las 18.00 estás ya que te comes las esquinas de tu casa.

A la hora que nosotros podemos estar merendando es a la que ellos pueden estar comiendo. ¿Entonces ellos no meriendan? Naturalmente! Pero mucho más pronto. Las cafeterías suelen llenarse sobre las 15.00 – 16.00 Lo que implica que la mayoría de ellas a las 18.00 ya suelen estar cerradas. Así que si quieres tomarte un café, una tarta, un croissant,… más vale que te des prisa o te lo encontrarás (casi) todo cerrado.

¿Y las tiendas? Aquí es donde hay más diferencia entre Países Bajos y Alemania (al menos con Berlín que es lo que conozco. Aunque siendo una gran ciudad…) Como todo está adelantado, el horario de tiendas también. Aquí en Países Bajos suelen cerrar entre las 17.30 y las 18.00

Al principio se hace todo muy difícil. La comida no te entra a las 12.00, cuando íbamos a tomarnos un café las cafeterías estaban cerradas, salir a dar una vuelta y pasear por una ciudad fantasma porque todo ha cerrado ya o salir a cenar y tener que ir con prisa porque son las 20.30 y la cocina cierra en breve. Algo tan tonto como los horarios de las cosas que nunca pensarías que podría generar problemas, te los genera.

Poco a poco te vas adaptando y modificas tus horarios. Nosotros ahora comemos a las 12.00 (los fines de semana nos permitimos un poco más de flexibilidad) y comenzamos a preparar la cena a las 19.00 – 19.30. Si queremos cenar fuera solemos salir pronto a la caza de un restaurante (bueno, ahora en este mundo de COVID-19 está más complicado). Si queremos tomarnos un café o dar un paseo con los negocios abiertos tenemos que salir pronto de casa, después de comer, y no deleitarnos en el sofá descansando.

¿El problema? Por mucho que nos hayamos adaptado, aún nos sigue costando que a las 18.00, cuando aún queda mucho día por delante, ya no haya nada que hacer. Que las cafeterías estén cerradas, que las tiendas estén cerradas, que no puedas tomarte un helado… Y lo único que puedas hacer es tomarte una copa, cenar o ir al supermercado.

Así que nunca subestimes los choques culturales. Se pueden producir hasta en el detalle más tonto e impensable. Otro día hablaré de otros.

¿Tienes algún ejemplo?

Bonus track cheesecake

Barista: Haarlem

No sé a tí, pero tanto hablar de comidas y cenas y meriendas y cafés… Me ha entrado hambre. Así vamos allá con un momento cheesecake.

En este caso vamos a Barista Café. Se encuentra en una de las calles comerciales de Haarlem. No es de los lugares que más frecuentamos, pero si que está en la lista de lugares que más nos gusta. Aunque tiene una variedad de cafés y tartas extensa, ese día nos tomamos un Matcha Latte, un Chai latte acompañados de una deliciosa tarta. No recuerdo cuál era, pero creo que era una carrot cake o un banana bread.

Buen provecho!

Haarlem reload

Haarlem
Haarlem

Hola! Ya estoy de vuelta. Perdona el retraso, pero es que nos hemos marchado un par de semanas de vacaciones.

Aprovechando que no nos queda demasiado lejos de Haarlem y que era una de las pocas zonas de Alemania que no habíamos visitado, hemos estado haciendo una ruta por el oeste del Alemania. La parte más próxima a la frontera holandesa. Desde el Sudoeste hasta el Nordsee. Visitando lugares como Frankfurt, Heidelberg, Bostalsee, Bremen, la costa norte, Lüneburger Heide o Münster. Entre otros…

Espero que la espera no fuese muy larga. ¿Qué tal el Grotemarkt y las Goude straatjes? ¿Te has tomado un café y un pastel de Nata en A Loja?

Bueno, seguimos con el tour. Espero que hayas podido descansar.

Empezaremos por deshacer un poquito de camino y subir por la Barteljorisstraat. Aquí se encuentra el Ten Boom Museum. Es uno de los museos que tenemos pendiente de visitar. La idea era haberlo visitado hace unos 5 meses, pero justo nos pilló todo el follón del Coronavirus y el cierre de museos y se quedó ahí pendiente. Siempre pensé que se trataba de un museo de relojes pero descubrí un poco por casualidad que se trata de un lugar con mucha historia. Inicialmente, hace muchos muchos años, se trataba de una tienda de relojes (tampoco iba tan desencaminado) de la familia Ten Boom y de la vivienda de la misma. Durante el período del Holocausto nazi y la II Guerra Mundial utilizaron la vivienda para rescatar y ocultar víctimas. Algo así, imagino, como una especie de Casa de Anna Frank pero en Haarlem.

No muy lejos del Grotemarkt y a la orilla del río Spaarne, se encuentra el Teylers Museum. Es uno de los museos más antiguos del país, si no el que más, y lleva abierto en Haarlem desde el 1778. Es el típico museo popurrí, que no tienen muy claro de qué hacerlo y lo hacen de todo un poco. Arte, historia natural y ciencia, es lo que puedes encontrar allí.

Si te pones en la puerta del museo mirando hacia el río, hay dos sentidos a los que puedes ir. Derecha o izquierda. Sí, también puedes ir hacia atrás, pero entrarías al museo del que acabas de salir, no tiene mucho sentido a no ser que te haya gustado y quieras repetir. Vale, sí, también puedes ir hacia delante pero acabarías en el río y no sé si es una buena experiencia. Así que nos quedamos con derecha o izquierda.

Empecemos por la izquierda. Andando un poco hacia el norte por la orilla del río no tardaremos mucho en encontrarnos con el famoso Moleen de Adriaan. Una de las imágenes icónicas de Haarlem, junto con Grotekerk van St. Bavo. Es un típico molino holandés en perfecto estado, el cual puede visitarse y tiene una plataforma con vistas a la ciudad.

Pues si ahora vamos a mano derecha, siguiendo la orilla del río hacia el sur, después de un paseito llegaremos hasta la calle Groot Heiligland, donde se encuentra el otro famoso museo de la ciudad, el Frans Hals museum. El museo tiene el nombre en honor a uno de los famosos pintores holandeses, Frans Hals. La mayoría de obras son suyas, aunque también hay de otros pintores de la época. Tampoco soy un entendido en arte ni pintura para evaluar la calidad o interés de dicho museo. Pero si te interesa algo, sí que es uno de los puntos interesantes a visitar.

Siguiendo con nuestro paseo, llegamos al penúltimo punto, ubicado en el sur de la ciudad y no muy lejos de los límites con Heemstede, la ciudad vecina. Se trata del Frederikspark, un gran parque rectangular con mucha zona verde y donde puedes descansar de la caminata. En los días de calor y buen tiempo, es uno de los lugares donde viene la gente a disfrutar de un picnic. También es donde se suele celebrar cada año el Bevrijdingspop. Una de las curiosidades de este parque es que contiene una pequeña granja en la que se puede ver animales como cervatillos, cerdos, burros o llamas… o alpacas.

Espero que no hayas llegado a este punto muy cansado/a, hemos hecho la visita en dos jornadas. Pero dejo para el final dos actividades relajantes para recuperar energía.

La primera es ir a la zona de playa. Como ya comenté en el post anterior, las zonas de Zanvoort aan Zee y de Bloemendaal aan Zee. Ya sea paseando por el paseo, bajando a la arena o sentándote en uno de los muchos chiringuitos que hay, acercarse a la zona de mar es siempre una actividad energizante. Para alguien, como yo, criado en el mar es siempre un lugar donde ir. A pesar de llamarlos chiringuitos, realmente son locales musicales y restaurantes. Son grandes, de gran capacidad y nada que ver con lo que estamos acostumbrados en nuestras costas. Yo los comparo más con los locales de Ibiza que con los que yo solía frecuentar en la costa de Barcelona o Tarragona. Es la Ibiza holandesa 🙂 Puedes ir a tomarte un snack, comer, cenar o disfrutar de buena música.

La segunda actividad está en Haarlem, bastante cerca del centro, la Jopen Kerk. Se trata de una antigua iglesia reconvertida en cervecería. Pero no solo venden cerveza, sino que fabrican la suya propia, bastante conocida y famosa. Puedes ir a cualquier supermercado y encontrar botellas de su cerveza. Cuando tenemos visita, este es un lugar que nunca falla y siempre vamos a tomar unas cervezas acompañadas de unas bitterballen (las croquetas holandesas)

Con el concepto que tenemos nosotros de iglesia es curioso encontrarse con una iglesia-cervecería, pero aquí es bastante común. El local de música más famoso de Amsterdam es una iglesia. Nuestro dentista tiene la consulta en una iglesia y cerca nuestro tenemos 2 ó 3 iglesias reconvertidas en vivienda. La historia es que son edificios que hace mucho tiempo quedaron en desuso pero que les reconocen su valor histórico y monumental, por lo tanto, en vez de dejarlos abandonados a la mano de Dios (nunca mejor dicho :D) los rehabilitaron y les dieron usos cotidianos.

Bonus track Cheesecake

by Lima: Haarlem

Por último os dejo con un momento cheesecake, aunque en la foto aparece la famosa Appeltaart holandesa. Es la cafetería by Lima, en el centro de Haarlem. Uno de nuestros lugares favoritos en la ciudad. Capuccino, Matcha Latte (como el de la foto), Chai Latte, Latte Macchiato, chocolate caliente… Da igual lo que tomes, está todo muy bueno. En cuestión de tartas también, la variedad suele ser bastante grande y todas deliciosas (lekker, como dirían por aquí)

Si no eres vegano te da igual, pero si lo eres es importante saber que es a una cafetería a la que puedes venir. Tienen opción de leche vegetal y sus tartas son todas (si no todas) veganas. Algo no fácil de encontrar por este país.

Como nota destacada, su nata (como la de la foto) es increíblemente deliciosa. Casera y nada dulce, ambas cosas también muy complicado de encontrar en estas tierras.

P.S.: Decía aquel sabio filósofo que «triste es pedir, pero más triste es robar», por eso no vengo a robarte, si no a pedirte. Si no hablo al vacío, si mi voz escrita no es devuelta por el eco me gustaría hacer de esto algo más bidireccional. Me gustaría saber de qué te gustaría leer, si hay algún tema o aspecto en especial del que te gustaría que escribiese.

También pedir que si te parece interesante lo que escribo (no todo, pero digo que de vez en cuando algo interesante habrá, no? 😉 ) lo compartieses. No pido más. Gracias.

Haarlem

Grotemarkt – Haarlem 2011

Aunque gracias al SARS-CoV-2 casi no me he dado cuenta, ya son 8 meses los que llevamos viviendo en Haarlem. Muchos de los cuales, los podría haber vivido en una cueva y no hubiese notado la diferencia.

Sumados al año que ya vivimos en 2011, hace un total de 1 año y 9 meses viviendo aquí. Así que he pensado ¿es buen momento para hablar de Haarlem? Sí, es buen momento para hablar de Haarlem.

Haarlem es una (relativamente) pequeña ciudad ubicada en el centro de los Países Bajos y a unos, aproximadamente, 30 kilómetros de Amsterdam. Digo relativamente pequeña, porque Haarlem tiene unos 160.000 habitantes (censo del 2019), lo cual no son pocos, pero una vez aquí la sensación que transmite es de pequeña ciudad. Un pequeño centro histórico y un estilo de vida muy tranquilo.

Además, ¿Qué significa pequeña? Es realtivo, ¿no? Probablemente para un país como Alemania o España, una ciudad con 160.000 habitantes es pequeña, al haber ciudades como Barcelona, Madrid, Berlin o Munich. Pero para un país como los Países Bajos, cuya ciudad más grande es Amsterdam con unos 800.000 habitantes, eso convierte a Haarlem una de las ciudades más grandes e importantes del país.

A pesar de su proximidad con Amsterdam, no es de las ciudades más visitadas por los turistas (algo que agradecen/agradecemos los locales). Aunque sea conocida como la hermana pequeña de Amsterdam.

Es la capital de la provincia de Noord-Holland (Holanda del Norte, porque Holanda es una región del país, no el país), a pesar de tener Amsterdam muy cerca y en la misma provincia.

¿Cómo se puede llegar hasta Haarlem? Prepárate porque aquí te voy a sorprender. Por tren y autobús, además de en coche. ¿a qué esto no te lo esperabas?

Hay trenes con bastante frecuencia desde la estación de Amsterdam Centraal. Algunos casi directos (Intercity) y otros con paradas en todas las estaciones intermedias (Sprinter) En unos 20 minutos puedes llegar de una estación a otra. Hay diferentes líneas de autobús que salen desde la estación de tren de Haarlem y llegan a diferentes puntos de Amsterdam o a Schiphol.

También hay playa muy cerca, a unos 10km. Concretamente dos, la de Zandvoort aan Zee y la de Bloemendaal aan Zee. A pesar de ser las playas de los pueblos de Zandvoort y Bloemendaal, se le conoce como la playa de Haarlem, por su cercanía. Es muy fácil encontrar gente que diga que Haarlem tiene playa. No sé qué pensarán los habitantes de Zandvoort y Bloemendaal de esto.

Una vez en Haarlem, ¿qué puedes hacer? Imaginemos que te alojas en Amsterdam y llegas en tren.

Obviamente lo primero que verás será Haarlem Station. Sorprende (al menos a mí me sorprendió) porque uno no se espera una estación tan grande para una ciudad (relativamente) pequeña. Pero, como dije, Haarlem es de las ciudades más grandes. Además, es una estación por la que pasan muchos trenes hacia el norte, sur u oeste del país. Se puso en funcionamiento en 1839 y se reformó a principios del siglo XX. De estilo Art Nouveau y considerado monumento nacional. Merece ir la pena a verla, incluso si vienes en otro medio de transporte.

Desde la estación puedes salir hacia Haarlem Noord (via Kennemerplein) o Haarlem Zuid (via Stationplein). Puedes ir hacia el norte (donde vivimos ahora) y dar un paseo pero es zona principalmente residencial. Así que saldremos hacia el Sur.

De ahí llegarás, a través de una calle comercial llena de tiendas, bares y restaurantes y siempre concurrida al Grote Markt, que significa en holandés Gran Mercado. Es la plaza principal del centro de Haarlem y corazón de la ciudad.

Seguro que lo estás sospechando… Si esta plaza se llama, en holandés, Gran Mercado, ¿es porqué…? Correcto Sherlock Holmes! Aquí se hace el mercado semanal de Haarlem. Concretamente cada sábado desde, creo, el siglo XVIII. Flores, fruta, queso, pan, carne, pescado, verdura,… Encontrarás de todo si pasas por aquí un sábado cualquiera. Y no solo el mercado, es el lugar donde pasan la gran mayoría de eventos en la ciudad como el Haarlem Jazz&more, la llegada del Bloemencorso, Sinterklaas,…

Está rodeado de bares y restaurantes y es la principal área de copas y ocio de los Haarlemmers. En el centro de la plaza hay un elemento que no pasa desapercibido, la Grotekerk van St. Bavo o también Gran Iglesia de San Bavo. Es de estilo gótico y dentro cuenta con un órgano del cual todos están muy orgullosos. Está situado a unos 30 metros de altura, dispone de unos 5000 tubos y está considerado uno de los mejores y más grandes órganos del mundo. Si esto no fuese suficiente para sentirse orgulloso, este órgano fue tocado por Mozart, siendo niño, y también por Haendel. Estando en el centro de la plaza mirando hacia la iglesia lo más probable es que tengas frente tuyo la Filarmónica de Haarlem y a tus espaldas el Stadhuis o ayuntamiento.

Todo corazón tiene sus venas y arterias principales y en el caso de Haarlem y el Grote Markt esas son las conocidas como Goude straatjes (o callejuelas doradas en español). Son un conjunto de unas 7 pequeñas calles alrededor de la plaza llenas de bares, restaurantes, cafeterías y pequeñas tiendas o boutiques.

Como te puedes imaginar es a través de estas calles que se respira el mejor ambiente de Haarlem. Compras, cafés, copas… Hasta las ~17.00 que cierra todo. A excepción de los jueves (que suele cerrar todo más tarde) y los domingos (que suele estar todo cerrado) aquí la vida acaba entre las 17.00 – 17.30. Todas las tiendas y cafeterías cierran, quedando abiertos solo supermercados y restaurantes. En verano aún es soportable, pero en invierno pasear a las 18.00 por el centro de Haarlem es como estar paseando por una ciudad fantasma.

Tú, la oscuridad, la luz tenue de una farola y tu sombra… Eso es todo.

Creo que por el momento el paseo ya ha sido suficiente, ¿no? Que tal si lo dejamos aquí por un momento, descansas y me esperas en el Grotemarkt. En el siguiente post vendré a recogerte y seguiremos dando una vuelta por Haarlem. No quiero que se te haga esto muy largo, por muy pequeña que sea la ciudad.

Bonus track Cheesecake

Si quieres mientras me esperas puedes ir a una cafetería en una de las Gouden straatjes. Se trata de una tienda de especialidades portuguesas donde también tienen espacio de cafetería. Buen café y aún mejor Pastel de Nata y Pastel de Feijao. Se llama A Loja y se encuentra en una de las calles detrás del Grote Markt. Sin duda, uno de nuestros lugares favoritos. Ah! y el chico habla español.