Cuando llegamos a Berlín y empezamos a averiguar el invierno que había por aquí decidimos que enero o febrero podrían ser unos buenos meses para tomar unas «vacaciones de verano». Ir un par de semanas a algún lugar de sol y playa con lo que, sumado a las Navidades en Barcelona, ya íbamos rompiendo un poco con el invierno y no se hacía tan largo como todo el mundo nos avisaba.
Casi en el último momento de los días que habíamos seleccionado para marcharnos decidimos que iríamos a Mexico, al estado de Quintana Roo y, más concretamente a la zona de la Rivera Maya ya que, después de consultar en varios sitios, era el único lugar, por nuestro presupuesto, donde se aseguraba lo que buscábamos: sol y playa. La idea inicial no me convenció mucho. Últimamente estamos muy acostumbrados a hacer vacaciones de apartamento, coche y visitar lo que podemos y la Rivera Maya me sonaba a estar todo el día tumbado en la playa sin parar de comer y beber. ¿Irme a la otra parte del mundo para hacer lo que puedo hacer en unos meses en Europa? Pero no podía estar más equivocado.
La primera decisión que tomamos fue que no íbamos a contratar ninguna de las muchas excursiones que te ofrecen las decenas de agencias turísticas que hay tanto aquí, como allí en Mexico. Alquilaríamos un coche y haríamos las visitas por nuestra cuenta. Esto nos aportaba dos importantes ventajas. La primera es el precio, ya que por el precio de un día de excursiones los dos (una media de 100€ por excursión y persona) nos pagábamos dos días de coche (alquiler y gasolina incluidos). La segunda es el ritmo, ya que ir por nuestra cuenta nos implicaba ir donde queríamos, cuando queríamos, estar el rato que queríamos y comer donde queríamos. Estas excursiones pre-cocinadas son muy cómodas y no te tienes que preocupar de nada pero todo está cronometrado y no nos gusta viajar así.
Inicialmente no teníamos muy claro que hubiese sido una buena opción pero, una vez realizado, puedo decir que es la mejor opción que podríamos haber tomado. Os lo recomiendo y si alguna vez vais por aquella zona es una alternativa interesante. La más interesante y recomendada, diría yo.
¿Qué visitamos una vez allí?
Tulum: Es un pequeño pueblo costero muy cerca del hotel donde estábamos alojados. Tiene unas ruinas mayas muy importantes que merece la pena visitar. Pero sobre todo increíbles sus playas. Dando vueltas por el pueblo todavía se nota la evolución y transformación que está sufriendo y en cuestión en no muchos metros se mezcla la parte más turística con el antiguo pueblo. Debido al crecimiento turístico de los últimos años ha pasado de ser un pequeñito pueblo de carretera a ser una ciudad considerable.
Playa del Carmen: Probablemente la ciudad más importante y conocida de la zona y segunda más importante de la costa, después de Cancún. Se encuentra a unos 65 kilómetros de Tulum. Aquí se nota mucho el paso del turismo, principalmente occidental. En los últimos años ha pasado de ser un pequeño pueblo costero de pescadores a ser una ciudad de unos 150.000 habitantes. Su famosa larga 5º Avenida está plagada de restaurantes estilo americano, grandes marcas comerciales americanas y europeas (tipo HM), muchas empresas vendiéndote excursiones y mucho, mucho, mucho turista paseando.
Cenotes: Los cenotes son una especie de pozos naturales o ríos bajo tierra, de agua dulce donde, en la mayoría de casos, uno se puede bañar. Concretamente fuimos al Gran Cenote ubicado en Tulum y al Cenote Azul ubicado en la carretera de Tulum a Playa del Carmen, aproximadamente a medio camino. Son lugares impresionantes de obligada visita cuando uno va a Mexico.
Bacalar: Se trata de una pequeña población al sur del estado de Quintana Roo, casi haciendo frontera con Belice. Siendo uno de los últimos municipios de Mexico. Allí, entre otras se puede encontrar la Laguna Bacalar, también conocida como la Laguna de los siete colores, por la multitud de diferentes que se combinan entre la propia laguna y la naturaleza que la rodea. Según nos explicaron la mejor época para ir suele ser abril-mayo donde, además de disfrutar de un buen baño, se pueden visionar aves como pelícano o tucanes.
Chichen Itza: Es la más famosa de las pirámides mayas y considerada una de las maravillas mundiales. Está ya en la provincia del Yucatán, cerca de la ciudad de Valladolid. Está en muy buen estado de conservación, junto con otro conjunto de restos de arqueología maya. Impresiona verla en persona y su tamaño. El mayor problema es lo exageradamente turístico que se ha convertido el lugar. Decenas de autocares con decenas de turistas, cada uno, que no paran de pasar por allí. Todo el recinto (cerrado) está plagado de tenderetes de productos, supuestamente, artesanales.
Valladolid: Ciudad colonial de la provincia del Yucatán a no muchos kilómetros de Chichen Itza. Es curioso pasarse por allí para poder visitar otra ciudad mexicana, pero se ha vuelto demasiado turística. No estuvimos mucho rato en dicha ciudad y como anécdota explicar que terminamos comprando, en una tienda local, un mantel de hule con estampado típico mexicano que estuvimos durante mucho tiempo queriendo comprar tanto en Barcelona como ahora en Berlín.
Holbox: Es una isla al norte de la provincia del Yucatán, bastante cerca de Cancún. Se llega a través de un Ferry que hay que coger en la población de Chiquilá. Si el paraíso existe Holbox debe estar en él. Hay turismo, pero todavía no ha llegado el turismo masivo y sigue siendo un lugar bastante virgen y paradisíaco. Una de las cosas más curiosas de Holbox es que casi no hay coches y todo el mundo se mueve por la isla en coches eléctricos de golf. Incluso los taxistas. Incluso los coches de alquiler.
¿Qué nos quedó por visitar?
Isla Contoy: Está también en el norte de la península y es un lugar aún más virgen que Isla Holbox. Sólo está permitido el acceso a 200 personas por día a través de un ferry que se puede coger en Isla Mujeres o Cancún.
Río Lagartos: población costera en el norte de la provincia del Yucatán, que varias personas nos aconsejaron visitar pero ya no tuvimos tiempo.
Mérida: Capital del estado del Yucatán, que también nos aconsejaron pero que tampoco nos dio tiempo de visitar.
Cobás: A unos 45 km de Tulum se encuentra el municipio de Cobán el cual alberga también ruinas mayas las que incluye una pirámide al estilo Chichen Itzá. Según nos explicaron e información que buscamos, esta pirámide es incluso más grande que la de Chichen Itzá, se puede subir a ella y es mucho menos turística.
Buceo: Tortugas, arrecifes, barreras de coral, tiburón ballena en Isla Holbox… El Caribe es rico en su flora y fauna marítima. Hay infinidad de excursiones que te llevan a hacer snorkel, buceo, bautismos de buceo… Me quedé con las ganas de hacer alguna de ellas pero íbamos cortos de tiempo.
Y, en general, poder visitar más cada una de las zonas que pudimos visitar. Pudimos visitar todo con tranquilidad y a nuestro ritmo, pero cuando tienes sólo 5 días de coche, te alojas en un único hotel y muchos de los lugares los tienes a unas 3 horas en coche desde el hotel, se hace complicado.
Sin lugar a dudas, es un lugar que nos ha encantado y que repetiremos la visita. La próxima vez montándonos una ruta de antemano y no alojándonos en un único hotel. Si no ir cambiando a hoteles de cada zona.
Y, como buscábamos, hemos vuelto con más energía, más Vitamina D y, sobre todo, con dos semanas menos del invierno berlinés 🙂