Échalo de menos

Torstraße – Berlin

Es curioso como un día llegamos a un lugar. Un lugar que no conocíamos y nunca habíamos estado antes. Comienzas a vivir, a conocerlo, a crear hábitos y rutinas, a tener lugares favoritos y a construir recuerdos. Un día decides dejar ese lugar, y ese lugar que antes no conocías se convierte en tu lugar y forma parte de ti para el resto de tu vida.

Como ya expliqué, para mí Berlin, hasta final de los años 90, no era más que la capital de Alemania. Era una capital más de las muchas que aprendí en la asignatura de Geografía. De hecho, debido a mi edad, aprendí que fue la capital de dos países diferentes. Primero la República Democrática de Alemania (la DDR) y luego de la Alemania actual.

No fue hasta finales del siglo pasado y principios de este que la empecé a poner en el mapa por la organización de la Love Parade, el festival de música electrónica más importante del momento. Aunque nunca vine. Solo dos cortas visitas, de 4 días cada una, hasta que en Abril del 2017 salíamos de Barcelona con nuestro Seat León camino de Berlín (previo paso por Lyon y Haarlem) Nuestra cuarta mudanza nos esperaba y una nueva vida en una ciudad que sólo conocíamos de unos pocos días.

Ir a trabajar cada día, visitar museos, conocer mejor el país, su cultura y su triste pasado, muchos paseos por la ciudad, nuestros lugares favoritos en invierno y también en verano, aprovechar a visitar Polonia, conocer (y sufrir) mejor a los alemanes… En definitiva, tener nuestra vida en Berlín. Eso poco a poco va dejando recuerdos en el pasado. Recuerdos que ya nunca olvidas.

Como ya nos pasó en su momento con Haarlem, Berlín ya nunca va a ser lo mismo para nosotros. Se quedan atrás recuerdos, una parte de nuestra vida y personas. El día que volvamos a Berlín, no volveremos a una ciudad, volveremos a la que una vez fue nuestra casa y seguro que tendré esa misma sensación que tengo con Barcelona y tenía con Haarlem. Ir paseando por casa, sin serlo.

El día que nos marchamos tuve una sensación agridulce. Esa alegría de empezar un reto y una vida nueva, pero con la tristeza de dejar atrás algo agradable y muy buenos recuerdos. Parte de mi vida. Han pasado tres meses y todavía estamos en proceso de adaptación. En proceso de aún recordar Berlín y echarlo de menos.

Pero a pesar de todo, esa es la forma de marcharse de un lugar.

Si algún día dejas un lugar, hazlo de forma que lo vayas a echar de menos. Esto significaría que has vivido y disfrutado totalmente ese lugar.

Deja un comentario